Empleado brillante pero prescindible. El #talento no lo es todo.

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Hace unas semanas, Jack Dorsey –cofundador y CEO de Twitter– comentó que una de las decisiones más duras de su carrera había sido tener que prescindir de uno de sus mejores colaboradores. Para ser más exactos, lo había despedido.

En realidad lo extraño de esta decisión es que calificaba a este (ex)colaborador de ser un trabajador brillante, hiperproductivo, con gran talento y habilidades increíbles. La clase de colaborador que se rifarían todas las empresas del sector.

Algo no cuadraba en su discurso… ¿tanto halago para luego despedirle? Y encontré la respuesta unas líneas más abajo.

Efectivamente se trataba de un ‘empleado estrella’ tal y como mencionaba Dorsey, pero a la vez terriblemente negativo y difícil de tratar. Un auténtico generador de problemas de convivencia.

El caso es que por muy insustituible que ese empleado pudiera parecer en un principio, el fundador de Twitter decidió optar por el camino más firme: el de preservar la cultura de la empresa y proteger al resto del equipo. Llegó a la conclusión de que todo lo bueno y único que esa persona pudiera aportar simplemente no compensaba.

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¿Te hallaste alguna vez en una situación similar? Si es así, me gustaría que la compartieras en los comentarios y contaras cómo la manejaste. Porque sin duda este es uno de los grandes dilemas al que se puede enfrentar un mando intermedio. Hagamos el ejercicio de ponernos en la piel del superior jerárquico de un colaborador con estas características.

Supón que eres el Responsable de un equipo comercial en el que uno de sus miembros es un auténtico crack de las ventas. El típico vendedor que negocia y cierra contratos con una habilidad increíble. Y no solo eso, sino que además de demostrar un gran rendimiento individual, también compensa con su excelente producción los números de otros compañeros no tan productivos.

Hasta aquí no cabe duda de que se trata de un recurso muy valioso. Una auténtica bendición para cualquier Organización. Y en consecuencia,  demasiado talento como para ni siquiera plantearse prescindir de él.

Sin embargo, aun contando con estas capacidades ya hemos visto cómo a veces estos mismos cotizados colaboradores pueden llegar a ser una auténtica pesadilla para sus jefes y compañeros.

¿Qué harías tú en estas circunstancias? ¿Aguantarías su negatividad porque no puedes permitirte el lujo de prescindir de su productividad, o harías como J. Dorsey señalándole la puerta?

Verdaderamente es una cuestión difícil de abordar.

Todo el mundo tiene días malos en los que lo ve todo negro y se desahoga con quien está más cerca, que a menudo son los compañeros  de trabajo. En días así nada bonito sale por nuestra boca. Sin embargo, este otro tipo de comportamientos tóxicos son diferentes y van más allá de tener un simple mal día. Primero porque esta negatividad deja de ser esporádica y empieza a sufrirse por los demás con cierta frecuencia. Y segundo porque termina chupando la energía de cuantos le rodean….Y esto sí que puede traer consecuencias infinitamente peores que el hecho de no lograr los objetivos de venta.

El colaborador brillante pero difícil de tratar

Por ‘colaborador brillante’ lo tenemos todos bastante claro a qué nos referimos. En cuanto a ‘difícil de tratar’ hay demasiados comportamientos que se podrían calificar así, por lo que a modo de ejemplo estas son algunas conductas que nos podríamos encontrar. Un colaborador difícil de tratar sería alguien que:

se queja a menudo y por cada pequeño cambio que le afecta;

es exigente, y como es consciente de su valor dentro de la Organización, a menudo intenta saltarse la cola y ponerse el primero en el acceso a la gestión o para recibir los recursos que necesite;

ve a sus compañeros como competidores, no se lleva bien con ellos y es poco cooperativo.

hace comentarios insultantes, sarcásticos y despectivos (sobre todo en las reuniones);

se enfada cuando no recibe la atención que cree merecer o cuando las cosas no salen como piensa que deberían;

se las arregla para que la gente se inquiete por cosas que en circunstancias normales no habrían dedicado a ello ni un segundo;

propaga chismes y pone a unos en contra de otros;

es negativo en general y anima a otros a serlo;

actúa como si las normas no fuera con él/ella. Se cree por encima del bien y del mal, y piensa que ‘su talento innato’ es su salvoconducto para saltarse las normas;

(…)

¿Cómo se gestiona la mala actitud?

Veamos las alternativas:

  1. Hacer la vista gorda.

Probablemente sea la opción elegida por Responsables de equipo muy centrados en la tarea (o en la productividad). Pero el problema de ponerse la venda y pasar por alto la actitud negativa del colaborador es que la provocación continuará y el mal ambiente se extenderá. Esto unido a un aumento de la presión -en forma de quejas- por parte del equipo. Y lo peor es que si se maneja mal, el Responsable perderá credibilidad seguro.

  1. Enviarle el mensaje de que la cosa va en serio.

Un mensaje en forma de conversación que le describa el problema de forma objetiva y precisa. Está claro que no es una charla fácil pero habría que hacerle entender que su comportamiento es perjudicial y aunque se haya tolerado durante algún tiempo, ya no puede continuar más por ese camino.

En esta conversación no deberían faltar dos cosas: una es explicar con todo lujo de detalles cómo su comportamiento afecta al resto del equipo; y otra es informarle de las consecuencias –medidas– que en última instancia se podrían tomar de mantener su actitud.

Y si después de intentarlo todo la situación se vuelve insostenible y no se consigue que mejore de actitud, quizá lo mejor sea hacer como el fundador de Twitter y pensar en el reemplazo. Muchos aplaudirían la decisión.

¿Has vivido alguna situación similar? Nos encantará saber cómo la manejaste.

Y si te ha gustado, compártelo en tus redes sociales. ¡Gracias!

Imágenes cortesía de gettyImages

16 comentarios

  • Alberto

    Yo he vivido una situación que me parece calcada a la que se expone,
    Soy Jefe de Departamento en una empresa Municipal, en la cual no se despide a nadie, y he tenido la mala suerte de tener que cargar durante años con una persona que estaba «envenenando» a todo el equipo, el ambiente por las mañanas era insostenible por que a la hora de repartir los trabajos me las veía y me las deseaba para formar las parejas, unos no querían ir con él y él no quería ir con otros, malmetía, era super negativo, no colaboraba con los compañeros aunque les viese con la lengua afuera, todo el día colgado a su móvil personal resolviendo sus chapuzas particulares y además se jactaba de hacer lo que le daba la gana pues se sentía muy seguro entre otras cosas por su antigüedad.
    Llegó un punto en el que había conseguido buscarse aliados consiguiendo convencerles de que ese comportamiento era el mejor para conseguir hacer lo que les diera la gana.
    Al final, después de muchos años de lucha, se me presentó la oportunidad de quitármelo de encima, la dirección me pidió a varias personas de mi departamento para que formasen parte de otro equipo, aunque de alguna manera yo iba a tener cierto control sobre el nuevo grupo, el trato diario recaía sobre otra persona y en otra ubicación, aproveché la ocasión y me «deshice» de él y de otros que estaban empezando a imitarle, ya sé que pueda parecer que le he pasado el muerto a otros pero éstos otros en ocasiones me decían que no sería para tanto y ahora me entienden…no he podido hacer otra cosa ya que como digo, en estas empresas Municipales no se despide a nadie, de no haber sido por esta oportunidad que se me abrió, el departamento habría ido de mal en peor y mi salud psicológica al mismo ritmo.
    Yo me considero un jefe dialogante y colaborador al que le gusta dar ejemplo, he utilizado todo lo aprendido en los cursos que he llevado a cabo relacionados con el trato con las personas y manejar equipos de trabajo, pero cuando hay un cáncer maligno no hay mas remedio que cortar por lo sano cuanto antes, estoy completamente de acuerdo con este directivo de twitter en que por muchas habilidades que tenga el trabajador NUNCA compensa el rastro que va dejando detrás, el ejemplo mas claro es que desde que me quité el cáncer, aún teniendo menos personal, se saca mucho mas trabajo que antes pues la alegría del resto se transforma en colaboración y eficacia y el ambiente de trabajo es de lo mejor.
    Un saludo

    • Hola Alberto,

      Es muy interesante lo que expones. Muchísimas gracias por enriquecer esta entrada contándonos tu experiencia. Me alegro que todo saliera bien después de tantos años sufriendo ese ambiente tan difícil.

      Un abrazo.
      Pilar

  • En un trabajo anterior había un «excelente vendedor», pero mal colaborador con los demás, al cambiar la directiva se decidió subirlo a Gerente de Ventas. Como Gerente ponía zancadillas a otros departamentos además de formar vendedores muy individualistas como él. Al cabo de un año y medio el corporativo decidió prescindir de sus servicios, era más el daño que hacía que las buenas ventas que traía.

    • Muchas gracias por tu aportación, Yamily.

      Este escenario que comentas sucede con bastante frecuencia. Se tiende a pensar que un buen vendedor será un buen jefe de ventas, y no siempre es así. Tu última frase lo dice todo: «era más el daño que hacía que las buenas ventas que traía». Clarificador.

      Un abrazo

  • R.Ll.

    El tema es complicado , donde yo trabajo, si cumples KPIs, es dificil alegar otro tema para despidos que no sean objetivos y cuantitativos. Por tanto, si en un juicio no es demsotrable con nros. te comes al empleado , en este caso empleada. Que si , cumplir cumple , pero el trato y la comunicación con el dpto. es tóxico. Y cada XX tiempo tengo que llamar al orden. Consiguiendo un falso equilibrio bastante fragil.

  • Soy empresario desde hace 13 años y la mayor lección empresarial que he recibido fue en uno de mis últimos trabajos por cuenta ajena allá por el año 2002.

    Empresa de diseño web, más de 80 proyectos en producción con un equipo de 18 profesionales. El equipo hace piña y se planta por un retraso en el pago. Desde entonces se abandera una causa: Empresa mala, trabajadores buenos. Desde dirección no se toma ninguna medida… a priori. En una semana la mitad de la plantilla está en la calle. Las reuniones eran así:

    – O me das esto o me voy.
    – Vete.

    Y así, hasta 9 veces. Pasé de llevar 8 proyectos a tener que llevar 30. Los que quedábamos nos mirábamos asombrados como diciendo ¿cómo permite que se vayan? ¿Este tío está loco (por el jefe)?

    El temporal pasó, compañeros relevantes se fueron, llegaron otros y ningún cliente causó baja en la empresa.

    Existen profesionales que se dedican a alimentarse de experiencia para seguir creciendo profesionalmente. Por otro lado, tenemos los asalariados que sólo alimentan su ego perdiendo, sin darse cuenta; consciencia de su realidad.

    Conclusión: Nadie es imprescindible en una empresa que se construye sobre un modelo estable con infraestructuras sólidas y con un liderazgo fuerte.

    El perfil que defines, por mi propia experiencia, acaba montando su propia empresa y fracasando.

    Gran artículo, enhorabuena.

  • Cesarina

    Casi retrataste personas que conocí en varias experiencias de trabajo. Lo peor no es solo lo tóxicos que son estos colaboradores, es que en muchos casos crean una sensacion de miedo en la gerencia de perder a su empleado estrella, tanto así, que dejan de pensar en el resto de los empleados. La cantidad de excepciones a politicas que hacen por estas personas, dañan profundamente la cultura de la empresa y mina el respeto de los demas empleados hacia la gerencia. Gracias por compartir.

  • lola

    No estoy muy de acuerdo con este post al 100%, pueden darse casos que el empleado estrella sea el conflictivo o el que causa el mal ambiente en la empresa. Por otra parte, puede que por esta misma razón de ser un empleado ‘valioso’ levante recelos entre sus compañeros o incluso superiores y sean estos los que se provoquen el mal ambiente, ya que todos sabemos que el mundo laboral es muy competitivo. Reflexionen también por esta parte, yo no perdería a un empleado que me permite muchas ventas, ya que se lo llevaría la competencia, mas bien intentaría solucionar el problema y mejorar el ambiente en la oficina.

    • Alberto

      Lola, Estoy completamente de acuerdo con lo que dices pero el caso que nos ocupa, a mi entender, es que cuando el empleado estrella está demostrado que perjudica mas que lo que aporta, veo justificado quitárselo de en medio, por muy bueno que sea en su trabajo en la mundo laboral hay que tener en cuenta otros muchos factores…

      Pero insisto, el caso al que tú te refieres también es un tema a considerar.

      Un saludo

  • Como siempre un articulo excepcional! realmente me preocupe un poco por el titulo del articulo, pero estoy de acuerdo contigo en casi todo lo que expones aqui, en serio que me encantan tus articulos como los de exitoxminuto que no dejan de subir muy buena información, sin mas que decir gracias por compartirla

  • Monica

    Leo esto y parece que conocieran mi historia, soy empresaria hace 5 años, y tengo un trabajador “estrella “ hace 4 años, pongo estrella entré comillas porque a pesar de que es un excelente vendedor y muy buscado por los clientes debido a su buena asesoría, es un empleado tóxico, exigente, piensa que es imprescindible, que se deben cumplir todas sus exigencias y caprichos por que o sino amenaza con que renuncia. Así a conseguido acomodar el horario a su gusto, recibir comisiones y aumentos cada que quiere. Todo esto por pensar que si se va los clientes no volverán. Pero sus constantes quejas y manipulación han llegado a su límite, decidí que no puedo trabajar mas con él.

    • Hola Mónica,

      Sin duda es complicado el día a día con un trabajador de las características que mencionas. Si hay algo que puedo decirte es que NADIE es imprescindible en la empresa. Al principio piensas que si se fuera tal o cual persona la empresa sería un caos, pero cuando ocurre te sorprendes de que la rueda sigue girando sin ella. Ánimo y mucha suerte.

      Un abrazo,
      Pilar

  • Espe

    Un jefe mediocre teme a un trabajador muy productivo. Como no puede negar su producción, busca endosarle etiquetas personales negativas. Para que sus deseos se conviertan en realidades, si el efecto pigmalión no sirve, se sirve de su poder para generar alianzas estratégicas y destrozar la reputación del empleado. De esta forma, hasta la persona más cooperativa del mundo puede «ser» individualista y egocéntrica. Como trabajador que he padecido maltrato laboral por acciones que ni siquiera había cometido, mi sugerencia es que antes de echar a una estrella, se despida al verdadero agujero negro del talento: el jefe cobarde, inseguro de su puesto y de sus procesos. El jefe paranoide, capaz de acusar a otro sin fundamento. El jefe maledicente, que destroza al empleado por detrás mientras come del pan que le proporciona por delante. Esta es mi experiencia. Y que la toxicidad procede mucho más de la falta de capacidades para el desempeño adecuado de las funciones, que hiere el ego, que de las exigencias de un empleado eficiente, cuyo ego alimentan sus propios resultados.

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