17 malos hábitos en el trabajo y cómo superarlos.
Tras la pausa de las vacaciones y ya iniciado el mes de septiembre, llega el momento ideal para marcarse nuevos propósitos y objetivos.
Comenzamos el curso con el deseo de hacer las cosas mejor, de progresar, de perfeccionarnos. Y uno de esos propósitos con el que arrancamos la temporada es el de eliminar nuestros malos hábitos.
No voy a sugerirte nada personal. Nada que se le parezca al tradicional «deja de fumar, lleva una dieta más saludable, apúntate al gimnasio o estudia idiomas«. Lo que voy a proponerte es un cambio en lo profesional, a que des un sólido y seguro pasito para ser un mejor jefe, compañero o colaborador. Es decir, una reflexión en firme para que en esta vuelta al cole te sacudas las malas costumbres y te preguntes qué novedades te gustaría introducir en tu rutina diaria para convertirte en una persona más productiva y en un mejor compañero de trabajo.
Con esta idea en la mente, lo primero es hacer un rápido repaso a tus hábitos. Esas pequeñas rutinas que te hacen ser la persona que eres, porque todo, absolutamente todo lo que haces habla por ti e influye en tus éxitos (y también en tus fracasos).
Existe una fábula muy conocida que dice así:
Un sabio anciano paseaba junto a un joven por un gran jardín.
Durante el paseo, el anciano pidió al muchacho que arrancara una planta que allí crecía. El muchacho agarró la planta entre el pulgar y el índice y la sacó sin esfuerzo.
El sabio le pidió entonces que arrancara otra planta un poco más grande. El joven tiró con algo más de fuerza y la planta salió, con raíces y todo.
–«Ahora saca eso»– dijo el anciano señalando un arbusto. El muchacho tuvo que emplear toda su fuerza, pero lo consiguió.
–«Y ahora esa otra planta» – dijo el sabio señalando un árbol.
El joven agarró el tronco y trató de arrancarlo, pero no se movió. – «Es imposible«- dijo el muchacho.
Ante la afirmación del joven, el sabio respondió: –«¿Lo ves? Lo mismo sucede con los malos hábitos. Cuando son jóvenes es fácil sacarlos, pero cuando se consolidan no se puede extraer.»–
Los malos hábitos nos marcan.
Todos tenemos vicios, manías, costumbres y rutinas que nos gustaría cambiar. Malos hábitos que hemos ido repitiendo sin cesar según pasan los días y las semanas y que ya hacemos automáticamente, casi de manera inconsciente.
Medítalo… ¿cuál es el tuyo? ¿En qué consiste ese hábito indeseable que daña tu imagen, trabajo o carrera?
Quizá una desfavorable reputación que te gustaría limpiar, alguna relación que desearías transformar por completo porque se ha viciado con el tiempo o un comportamiento a corregir. Sea lo que sea… ¿por qué no empiezas hoy mismo a cambiar lo que te hace perder puntos ante los demás?
Ejemplos de malos hábitos en el trabajo.
Si has llegado hasta aquí y aún no se te ocurre ningún mal hábito, el siguiente cuadro muestra algunos patrones de comportamiento que afectan negativamente en el trabajo.
De entre todos los mencionados, uno de los más generalizados es el de revisar continuamente el correo electrónico desde el móvil durante las reuniones. Aún peor cuando además de consultar la bandeja de entrada, también se envían y responden mensajes al tiempo, dividiendo la atención entre el teclado y lo que se dice en la reunión. Se trata de una práctica muy extendida, pero que lo hayas visto hacer a otros no la convierte en una práctica correcta.
Cuesta deshacerse de los malos hábitos, especialmente cuando en el hecho de repetirlos hay algo de placentero o están muy arraigados. Más todavía si nadie nos advierte o nos llama la atención, porque en ocasiones la ausencia de crítica nos anima a seguir haciendo esas cosas de nuevo.
No seas esclavo de tus malos hábitos.
Para vencer la tentación de caer en esos malos comportamientos, los psicólogos recomiendan echar una mano a nuestra fuerza de voluntad.
De poco sirve el conocido “deja de hacerlo”, la mente necesita un poco de ayuda, y una manera de proporcionársela es utilizar pequeños trucos que varíen la rutina, como por ejemplo, el poner obstáculos que impidan realizar la conducta que queremos eliminar.
En el caso del uso del móvil en las reuniones de trabajo, si aparece la tentación, un día se puede dejar éste en la mesa del escritorio, otro día simplemente apagarlo e incluso ofrecerse voluntario para tomar notas o realizar el acta de la reunión. Es cuestión de concienciarse, cambiar la rutina y pensar qué barreras son más apropiadas para vencer ese hábito.
Por otra parte, también sirve de motivación el unir fuerzas con otras personas. El simple hecho de compartir lo que te has propuesto con algún compañero y saber que hay alguien que estará al tanto de tus progresos, supone un gran estímulo para seguir adelante.
Ante todo, paciencia y no perder la esperanza. Y si en el proceso las cosas no salen según lo planeado, no te sientas culpable, todos fallamos a veces. Algunos hábitos han echado ya raíces y lleva tiempo y esfuerzo superarlos. Poco a poco las cosas empezarán a cambiar y dejarán de interferir en tus relaciones de trabajo. Persevera. Merecerá la pena.
Si te ha gustado este artículo compártelo en tus redes sociales. ¡Gracias!
Excelente blog . desearía pedir el favor de enviarme continuamente su información.
Los felicito por la practicidad de sus publicaciones,