Después de un año más inmersos en nuestras rutinas llega el momento de hacer una parada para relajarse física y mentalmente. El verano, además de ser una época estupenda para descansar, nos aporta buenos momentos para reflexionar, desbloquear la mente y seguir aprendiendo.

A modo de despedida de verano he reunido en este post cuatro conocidos ‘Efectos’ que conviene refrescar de vez en cuando. Porque conocer cómo funcionan nos ayuda a detectar errores y a pensar con mayor claridad sin que la mente nos juegue malas pasadas.

Efecto Halo

El efecto halo es el causante de que saquemos conclusiones de algo o alguien a pesar de conocer sólo unos pocos detalles. Si lo primero que conocemos de una persona es un rasgo positivo, por el efecto halo tendemos a hacer conjeturas que le favorecen y pasamos por alto o no damos tanta importancia a los rasgos negativos que vamos conociendo con posterioridad.

El efecto halo se manifiesta con mayor intensidad en las evaluaciones de rendimiento y en las primeras impresiones. Una mano firme en un primer saludo influirá para bien en todo el conocimiento posterior de esa persona. Y al revés, una mano laxa podría contaminar nuestro juicio sobre esa persona sacando conclusiones que no tienen por qué ser ciertas.

Por ejemplo, si estamos atascados con una compleja fórmula de Excel que no termina de funcionar y alguien nos echa una mano detectando y corrigiendo el fallo al instante, nos inclinaremos a pensar que esa persona no solo es buena en Excel sino que también es experta en otras muchas materias.

Una buena receta para no dejarse embaucar por el efecto halo es esperar a tener elementos de juicio suficientes para formarnos un criterio y así poder basar nuestras conclusiones en certezas y no en conjeturas ni suposiciones.

Efecto Cobra

El efecto cobra también se puede aplicar a las Organizaciones.

Del mismo modo que el gobierno británico generó un problema mayor del que intentaba resolver, hay Organizaciones que ponen en marcha (con la mejor intención) nuevos métodos para aumentar la productividad y el rendimiento de los empleados pero fracasan al no prever los acontecimientos y no calcular las posibles consecuencias de esas medidas. Anticiparse y valorar a fondo las implicaciones de cada alternativa es el mejor remedio para prevenir males mayores.

Efecto Streisand.

Un pequeño párrafo para lo que no estéis familiarizados en el efecto Streisand.

Fotografía que originó la demanda.

Comenzó cuando en 2003 el fotógrafo Kenneth Adelman tomó miles de fotografías aéreas para una web que documentaba la magnitud de la erosión costera en California. Entre las fotografías había una en la que aparecía la residencia de Barbra Streisand sobre un acantilado en Malibú. La cantante demandó al fotógrafo alegando que la foto invadía su privacidad, y además de exigir su retirada de la web pidió diez millones de dólares en concepto de indemnización (que luego pensaba donar a la Caridad). Antes de la demanda la foto había sido descargada solo seis veces. Tras la demanda, debido a su publicidad, más de 400.000 visitantes se interesaron por ella en sólo un mes. El caso se desestimó y la fotografía de la finca de Streisand sobre el acantilado se ha visto millones de veces desde entonces.

Este fenómeno de internet por el que alguien que pretende censurar u ocultar cierta información consigue que se genere más publicidad sigue siendo un problema hoy en día. En los últimos 10-12 años de vida del efecto Streisand lo hemos visto repetirse tal cual en multitud de marcas y personas conocidas. Nadie es inmune a los peligros del efecto Streisand.

Cuando información dañina de cualquier tipo empieza a circular siempre es bueno mantener la calma y no reaccionar de forma exagerada. Lo más razonable es dejar pasar la emoción del momento y actuar cuando impere la lógica. Hay quienes contraatacan echando más leña al fuego y lo que consiguen es empeorar la situación. Con la cabeza fría se piensa mejor.

Efecto Pigmalión.

Conociendo el origen del mito de Pigmalión se comprende mejor su significado.

Pigmalión, rey de Chipre, buscaba la mujer perfecta con la que casarse. Frustrado por no encontrarla se dedicó a esculpir preciosas esculturas de mujer que representaban su ideal de belleza. Con el tiempo terminó enamorándose de la escultura más bella que él mismo talló, a la que llamó Galatea. Pigmalión suplicó a la diosa Venus que diera vida al mármol y ésta, compadecida, convirtió a Galatea en una mujer de carne y hueso.

Al efecto Pigmalión también se le llama «Profecía autocumplida» o efecto Rosenthal: Si piensas que algo va a ocurrir, inconscientemente todas tus acciones y comportamientos van dirigidos a hacerlo realidad.

En la gestión de personas el efecto Pigmalión se traduce en que los colaboradores tienen un mayor nivel de éxito cuando sus responsables esperan mucho de ellos. Un mando intermedio con altas expectativas en su equipo les motivará y estimulará para que den lo mejor de sí mismos. Y cuando alguien tiene todas las esperanzas puestas en ti y te convence de que tendrás éxito, te esfuerzas para que así sea.

Y al contrario, un directivo con bajas expectativas de sus empleados inconscientemente les perjudicará porque creará un clima en el que el esfuerzo y la superación brillen por su ausencia. Nada se espera, nada se recibe. Es el efecto Golem (bajas expectativas conducen a una disminución del rendimiento).

Puede que el efecto Pigmalión no funcione siempre, pero merece la pena intentarlo.

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Créditos imagen casa Malibú: Albert M. Dorca/Flickr