Las tertulias de pasillo, tu mejor inversión.

Si preguntáramos a tus colaboradores si te consideran una persona cercana, ¿cuántos responderían SI?
Dejando a un lado la comunicación estrictamente formal que un líder mantiene con su equipo (por email, teléfono y en reuniones), no son muchos los directivos que salen a buscar conversaciones y provocan encuentros informales con sus colaboradores. Me refiero a conversaciones de pasillo, tertulias de café o charlas relajadas fuera del despacho.
Muchos mandos se sorprenderían al conocer la importancia que sus colaboradores otorgan al poder dialogar con ellos «de forma abierta». De hecho, para un considerable 43% supone la virtud más valorada en el jefe (según una encuesta del Centro de Estudios Financieros) por delante de otros comportamientos como que proporcione feedback, desarrolle las capacidades del equipo o sepa delegar.
Y es que pocas cosas causan tanta frustración en el trabajo como tener un jefe inaccesible y distante, de esos que levantan una barricada frente a la puerta de su despacho y que no prestan la suficiente atención a lo que ocurre fuera.
Afortunadamente ninguno de mis jefes anteriores ha marcado distancias, pero sí lo he visto en otros compañeros y puedo asegurar que se sobrelleva mal. No es el hecho de que tu jefe no esté disponible para ti en un momento de necesidad (en ocasiones su agenda produce esos inconvenientes), sino que se haya convertido en una costumbre el encontrarse cerrada la puerta de su despacho, hacer llamadas (perdidas) que no son devueltas o postergar a próximas reuniones asuntos que no son prioridad para el jefe pero sí lo son para el colaborador.
¿Qué tengo que hacer?
Si quieres ser percibido como un jefe cercano, hay que estar ahí, hablar con ellos, hacerles preguntas, conocer sus opiniones y hasta ayudar cuando sea necesario sin que por ello se te caigan los anillos.
Los libros de management aconsejan a los mandos estar al tanto de algunos aspectos personales de sus colaboradores, como por ejemplo conocer el nombre de sus parejas, cuántos hijos tienen, sus nombres, la edad de éstos, dónde van de vacaciones, etc. Puede que parezca trivial, pero es la base para construir una relación de calidad.
Conocí a una persona que de vez en cuando sacaba el portátil de su despacho y se colocaba en un escritorio que estuviera libre para trabajar junto a sus colaboradores. A pesar de que lo hacía ocasionalmente (seguramente cuando las tareas para ese día no requerían de mucha concentración o no esperaba tener muchas llamadas de teléfono), era un gesto muy apreciado por el equipo. Al principio sorprendió, pero terminaron relajándose y percibiéndolo como algo natural, sin que variaran su comportamiento ante la presencia del jefe mezclado entre ellos. El simple hecho de estar ahí rompía barreras y generaba conversaciones que de otra manera no se habrían producido.
¿Qué me va a reportar?
Ser cercano es una ganga. Cuesta poco y todo son ventajas. Lo poco que cuesta es Tiempo.
Pero ojo, no es tiempo malgastado sino tiempo invertido en uno mismo porque aprenderás, tendrás más información para hacer bien tu trabajo, sabrás lo que está sucediendo, y lo mejor de todo, divisarás los problemas en el horizonte antes de que llamen a la puerta.
Piensa que cada vez que te acercas, te interesas, preguntas… estás rompiendo barreras y vas dando pasos hacia uno de tus objetivos: «Que confíen en ti».
¿Cómo lo hago?
Para empezar, provoca tú los encuentros.
Tom Peters llamó a esta práctica Management by wandering around, que viene a ser el pasear de vez en cuando por el lugar de trabajo sin un destino fijo, sólo para conversar un rato con los empleados y tener una idea de lo que piensan, qué les preocupa y recoger información de cómo van las cosas. Aunque sólo sean 15 minutos.
Peters propone hacerla de la siguiente manera:
• Pasea por todas partes por igual, sin excluir a nadie, ni hacerlo siempre con la misma gente. Es decir, siendo accesible a todos independientemente del cargo o de la posición, sin favoritismos.
• Observa y escucha activamente todas las ideas. Si quieres profundizar en el tema de la escucha activa, puede ayudarte el post ¿Oyes o escuchas?
• Utiliza el reconocimiento espontáneo, sin dejar pasar la oportunidad de elogiar una buena idea o una valiosa sugerencia.
• Comparte información y responde a todas las preguntas que surjan de manera abierta y honesta. Y si hay algo confidencial que no se pueda comentar, decirlo, pero no andar con medias verdades.
Por tanto, si quieres ser percibido como un jefe cercano, empieza a interesarte por tu gente, que se sientan cómodos hablando contigo. La confianza de un empleado en su jefe no surge por ciencia infusa y recuerda que esperar a que los miembros del equipo vengan al despacho a contarte sus problemas no es de buenos líderes.
Si te ha gustado la entrada, puedes compartirla en tus redes sociales. ¡Gracias!
Imagen: Jetta Productions/Walter Hodges/Tetra Images/Corbis
Pingback: El principal ingrediente para una gestión eficaz.